El trabajo en el turismo se ha caracterizado por su temporalidad, bajos salarios, ausencia de prestaciones laborales tales como el disfrute de vacaciones pagadas, servicios de salud, jubilación, entre otros. No obstante, esto no es lo que distingue a los trabajadores del turismo. Además de la precariedad laboral, existe una serie de características que comparten quienes laboran en hoteles, restaurantes, parques de diversiones y agencias de viajes: el trabajo emocional y la naturaleza simbólica de los servicios que desempeñan. Esto es muy claro en el caso de los trabajadores de contacto, esto es, aquellos que entran en relación con los clientes, consumidores, huéspedes o turistas, y cuyas tareas los distinguen de las labores de los trabajadores de no-contacto, según la definición de Castellanos y Pedreño cuando en su estudio sobre los trabajadores del turismo se refieren a “los nuevos braceros del ocio”.
Esta ponencia tiene el propósito de definir a ese conjunto variopinto y heterogéneo de lo que se conoce como “los trabajadores del turismo” y destacar, por un lado, la naturaleza simbólica del trabajo que desempeñan. Por otro, el carácter “atípico” de su labor, considerando que en el proceso de trabajo interviene el cliente o consumidor marcando muchas veces los tiempos, movimientos, la calidad de los servicios y calificando su desempeño. Se propone la categoría de “touring” para designar a ese amplio mundo de trabajadores vinculados al trabajo emocional e inmaterial. Para ello, se acude a la discusión sobre el carácter del trabajo vinculado a los servicios desde la sociología y la antropología del trabajo. Como referente empírico, se analiza el caso Cancún, principal destino turístico de sol y playa de México y América Latina.