Las formas actuales del capitalismo están asociadas a distintas formas de violencia – materiales y simbólicas- hacia las y los trabajadores, entre las que podemos señalar la precarización cada vez mayor de sus condiciones laborales, pero también la desvalorización social y la invisibilización. En el caso de los empleos de limpieza, estas formas de violencia se asocian a lo que algunos autores han definido como “trabajos sucios”. Con ese concepto se hace referencia a aquellas tareas “impuras”, “manchadas” moral y socialmente, consideradas desagradables o degradantes y que, por esa razón, son delegadas a una parte de la población. Esa delegación que la sociedad realiza en determinados grupos trae aparejada su estigmatización en función a la proximidad con la suciedad. La importancia de esta conceptualización radica en las repercusiones que esta carga moral tiene en la subjetividad de quienes realizan este tipo de actividad y en la capacidad explicativa que tiene para revisitar las formas materiales y simbólicas de la desigualdad en estos nichos del mercado de trabajo.
La dimensión moral que la sociedad despliega sobre quienes realizan “trabajos sucios”, será la que incida sobre las experiencias subjetivas de los y las operarias de limpieza y las coloque, en numerosas ocasiones, en situaciones de subordinación y vulnerabilidad de las que no es fácil desprenderse. Y esto ocurre porque la desvalorización que atraviesa a sus tareas las y los hace susceptibles de ser objeto de demandas desmedidas por las empresas, supervisoras/es, contratistas e, incluso, por quienes transitan sus lugares de trabajo.
Un aspecto constitutivo y paradojal de estos empleos es que, pese a su invisibilidad, cuando no se limpia, se nota mucho. La materialidad imponente de la suciedad y de los residuos contrasta con la invisibilización de quienes tienen a su cargo hacerla desaparecer de los espacios de trabajo.
En esta presentación nos interesa reflexionar sobre ese juego entre lo limpio y lo sucio que atraviesa como oxímoron a las y los trabajadores de empresas tercerizadas de limpieza y en las repercusiones que estas tensiones tienen sobre su subjetividad.