En este trabajo abordaremos el manejo del ambiente en comunidades qom del Gran Chaco sudamericano, en cuanto relación con otros humanos y no humanos. La construcción de territorios por parte de los estados como lugares desérticos fue una práctica ampliamente extendida en América Latina entre los siglos XIX y XX. A través de políticas de tierra arrasada y de borramiento, los emprendimientos estatales se dedicaron a producir el vacío demográfico que les permitiría, en nombre del progreso, apropiarse del territorio indígena. El Gran Chaco sudamericano no fue ajeno a estas políticas, que configuraron los proyectos nacionales que cercaron la región. Cabe notar que tales concepciones de territorio, como lugares vacantes de vida, contrastan con las perspectivas y prácticas indígenas sobre el entorno, tanto pasadas como presentes. En el caso del pueblo qom, en diversos contextos históricos y geográficos, sus trayectorias se encuentran marcadas por la carencia y la abundancia, en cuanto parámetros que organizan sus relaciones con otros en el territorio, sean humanos o no humanos. Asimismo, la sumisión-compasión en cuanto modalidad de acción que media entre estos polos, permite a aquellos con ciertas carencias, aproximarse a las riquezas. Nos preguntamos entonces, ¿cómo inciden estas nociones y pragmáticas en la cotidianeidad de los territorios que habitan hoy día, cercados por el accionar extractivo? Partimos de la idea de una doble influencia entre los territorios y los cuerpos, donde el ambiente se compone de modos de vida y existencia diversos, al tiempo que estos, en cuanto cuerpos, son implicados por el territorio y sus cualidades. Abordaremos esta problemática a partir de materiales etnográficos de primera mano provenientes de comunidades qom que habitan en el medio río Bermejo (Argentina) y en Villa del Rosario (Paraguay). Se trata de dos casos contrastantes, debido al proceso socio-histórico y colonizador que atravesaron, pero donde no obstante la carencia y la abundancia son centrales en las formas de socialidad. En este contexto, nos proponemos indagar, por un lado, las relaciones que ambas poblaciones establecen con el entorno y el manejo que tienen del mismo en una coyuntura signada por la expansión de la frontera agro-industrial, la pérdida de centralidad de la caza-colección y la incorporación de nociones y prácticas evangélicas en la vida cotidiana. A partir de esto, exploraremos de manera comparativa las rupturas y continuidades en los modos de interacción con el entorno dada la diversidad de actores que intervienen en ambos territorios (patrones no indígenas, otros indígenas, dueños no humanos). Al explorar las especificidades de cada caso, nos interesa mostrar que las prácticas qom puestas en juego en relación con nuevas configuraciones de desiertos, creados por el avance de industrias extractivas, tensionan el binomio vacío-abundancia al mismo tiempo que trazan nuevas formas de relación muchas veces proyectadas sobre una lógica cinegética sobre el paisaje chaqueño. En este sentido, si bien la construcción de vacíos y desiertos es un dispositivo que sigue operando en la región, las lógicas nativas continúan tejiendo nuevos horizontes de vida posibles sobre los mismos.