En los últimos años, se actualizó una discusión en torno a la sustancia de la política, que destacó la centralidad que cobra la vida. En diálogo con esos debates, esta ponencia propone explorar distintas aristas en torno a cómo la política se hace cargo de la vida (o no lo hace), en un municipio del Conurbano Bonaerense. Para ello, se sustenta en dos investigaciones etnográficas que estamos desarrollando en un mismo distrito. Una de ellas con habitantes de distintos asentamientos del distrito y miembros de un área de hábitat del gobierno municipal, la otra en una Universidad Nacional.
Al indagar en las políticas públicas movilizadas desde estas agencias, y siguiendo las acciones cotidianas de agentes estatales que allí se desempeñan, hallamos, por un lado, políticas universitarias como el desarrollo de un test de detecciones de COVID-19, o bien otras orientadas hacia la población del distrito, tales como la inauguración de una biblioteca pública, la edificación en curso de un natatorio, o la creación de un fondo solidario para distribuir alimentos entre comedores de la zona. Y por otro, una multiplicidad de actividades y acciones cotidianas desplegadas por agentes estatales municipales orientadas a mejorar “lo mal que vive esta gente”, tales como los hasta ahora infructuosos intentos por gestionar una política integral de mejoramiento barrial, la implementación de mejoramientos habitacionales y el desarrollo de pequeñas obras de infraestructura urbana tales como la reparación de un puente. Estas políticas, especialmente cuando se materializan (en obras de infraestructura, alimentos distribuidos, etc), se hacen posibles por medio de una serie de articulaciones. La universidad, coordina sus acciones con distintas agencias como bancos públicos, ministerios nacionales, y también distintas dependencias del gobierno local. El área municipal de hábitat articula con agencias provinciales y nacionales, con otras áreas municipales, con organizaciones locales, y con los propios habitantes de los barrios. En tanto que advertimos también esfuerzos persistentes por generar vínculos con agentes universitarios para llevar a cabo otros proyectos de mejoramiento urbano, lo que sugiere la relevancia de estos vínculos para la concreción de políticas públicas.
Al observar estos procesos en relación, detectamos contrastes entre los asuntos y dispositivos por medio de los cuales las distintas áreas con las que trabajamos toman a su cargo, en algún sentido, la vida la población, y también un rasgo común en cuanto a las articulaciones que hacen (o no) posibles las políticas movilizadas. Considerando esto, proponemos profundizar en una discusión que venimos sosteniendo acerca de los modos en que se producen el estado y las políticas públicas en el nivel local, revisitando la cuestión de los límites y distinciones entre agencias y niveles estatales, y también en ese marco las relaciones entre Estado y Sociedad. Estas distinciones fueron señaladas por estudios políticos que analizaron gobiernos de nivel municipal en Argentina, pero en trabajos anteriores mostramos la necesidad de superar estos enfoques para comprender procesos en los cuales la producción de políticas y estatalidad involucra tanto articulaciones entre áreas y niveles estatales como una activa movilización de la población local.