Desde los viajes de los exploradores imperiales de principios del siglo XIX la construcción de la Patagonia argentina como “desierto” ha sido central y ha sustentado los proyectos políticos de nacionalización, consolidación del estado y penetración del capital sobre el territorio. La idea de espacio vírgen, estéril, insondable se reproduce desde entonces mediante metáforas que contribuyen a forjar una representación del mundo patagónico como “culturalmente vacío” y “naturalmente hostil” a “desarrollar” y “poblar”. Este imaginario cobra particular dimensión en las provincias más australes y áridas del país como es el caso de Santa Cruz. Allí el mismo se ha desplegado justificando el genocidio de los pueblos originarios, como también el desarrollo de actividades extractivas orientadas a “tornar productivo” el “espacio yermo” y promover el asentamiento de “primeros pobladores” en esa “tierra próspera” pero “despoblada”.
En la presente ponencia propongo explorar de qué manera el mito del “desierto” se reelabora y tensiona en una pequeña ciudad ubicada en el noroeste de Santa Cruz denominada Perito Moreno. Recuperando reflexiones del trabajo etnográfico realizado durante los años 2022 y 2023 en el marco de mi investigación doctoral en curso, describo algunas ideas y prácticas locales que derivan, dialogan, discuten los tropos implícitos en la conceptualización dominante de desierto. Por un lado, exploro de qué maneras la asociación desierto-extractivismo-migración ha sido un elemento fundacional desde fines del siglo XIX que ha operado encuadrando las dinámicas de poder que traman la producción del espacio y las relaciones sociales en la localidad. A su vez, analizo cómo la penetración de la megaminería en los últimos años intensificó esta dinámica, lo cual se expresa en la extendida idea de que el pueblo ha pasado de ser el “jardín de la provincia” a una “ciudad campamento”. En efecto, es particularmente a partir de la instauración de esta industria en las cercanías del pueblo en la década de los 2000 que se enfatiza la construcción de Perito Moreno como “un lugar de paso”, esto es, como un pueblo inconcluso, que está en constante tránsito, donde nadie permanece. Este vaciamiento, sin embargo, se tensa con otros procesos aparentemente contrarios: la vuelta de quienes alguna vez se fueron, las políticas de arraigo, la acalorada vida político-partidaria y los conflictos locales por construir formas de vida alternativas a la lógica extractiva. Es precisamente en torno a esa tensión dialéctica que propongo reflexionar en el presente trabajo.