El audiovisual participativo utiliza la etnografía como parte de una estrategia de reapropiación y control cultural utilizando las nuevas tecnologías de comunicación y la utilización de la fotografía, el video, redes sociales y plataformas digitales como sus principales canales de expresión. Como recurso narrativo ha sido utilizado por equipos de realizadores étnica y culturalmente diferenciados, que usan la etnografía desde su propio campo epistémico y dotan al audiovisual de un carácter democrático y liberador que busca promover espacios y experiencias de carácter autonómico. El fundamento de las etnografías audiovisuales participativas lo encontramos en la propuesta de Investigación-Acción Participativa (IAP) de Orlando Fals Borda (1973 y 1999), de la pedagogía de la liberación de Paulo Freire (1970, 1992), de la gestión del control cultural de Guillermo Bonfil (1987) de Photovoice (Wang y Burris, 1997) y del Video Participativo (Snowden 1984, Lunch 2006) que impulsan procesos de reciprocidad simétrica entre investigadores e investigados para superar la arrogancia académica y entablar compromisos de solidaridad, cambio social y producción de interconocimientos que se expresen a través de nuevas y/o diferentes narrativas de corte intercultural. El audiovisual participativo modifica la propuesta de la investigación-acción participativa (IAP) planteando una ruta metodológica de acción-reflexión-acción para darle el papel central a los propios individuos y colectivos que, mediante una autoexploración de su condición sociocultural a través de imágenes, sonidos y objetos propios, identifican problemas, reflexionan sobre causas y plantean soluciones.
Imágenes, objetos y sonidos pueden aportar interpretaciones y narrativas sociales con sentidos no censurados por los lenguajes oficiales y pueden ofrecer perspectivas alternas para una comprensión crítica de la realidad textualizada hegemónicamente por los procesos de colonización (Rivera Cusicanqui 2010).
El audiovisual participativo utiliza la etnografía como parte de una estrategia de reapropiación y control cultural utilizando las nuevas tecnologías de comunicación y la utilización de la fotografía, el video, redes sociales y plataformas digitales como sus principales canales de expresión. Como recurso narrativo ha sido utilizado por equipos de realizadores étnica y culturalmente diferenciados, que usan la etnografía desde su propio campo epistémico y dotan al audiovisual de un carácter democrático y liberador que busca promover espacios y experiencias de carácter autonómico.