Ponencia

El altar de las “culturas decapitadas”. Arqueología, sacrificio y poder en el Museo Nacional de Antropología (MNA) de México

Parte del Simposio:

SP.53: Pasados presentes en un mundo en transición. Desafíos de las antropologías en torno a los pueblos indígenas

Ponentes

Paulina Alvarez

UAM-X

En la inauguración de MNA, en 1964, el secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, afirmó que allí se honraba “a los creadores de tantas culturas decapitadas” de tiempos prehispánico, unas “civilizaciones interrumpidas” en un “formidable naufragio histórico”, que sin embargo no las hizo desaparecer por completo. La exhibición de sus “reliquias” ‒una gran cantidad de restos humanos entre ellas‒ permitiría también comprobar “la permanencia de ciertos hábitos, vivos aun en las tradiciones de numerosas comunidades”. Una función social se agregaba a las funciones estética y pedagógica, la de “inspirar a los mexicanos” en su proyección al porvenir. Estas afirmaciones, tomadas en conjunto, permiten comenzar a problematizar el rol de los discursos e imágenes arqueológicas y etnográficas en la construcción de narrativas nacionales. En esta ponencia, analizo el MNA como un dispositivo fundamental en la construcción histórica de la matriz de alteridad mexicana, matriz según la cual algunas poblaciones son marcadas etno-racialmente como los “otros” del sujeto nacional, mestizo. Arqueología, antropología física, arte, etnohistoria y etnografía son intencionalmente con-fundidas en el guión museográfico. Por un lado, se nos presenta el desarrollo progresivo de una diversidad de “culturas arqueológicas”, desde el primer poblamiento del territorio hasta un clímax en la cultura/imperio mexica, cuya caída en 1521 interrumpe la continuidad temporal y marca el final del recorrido por las salas arqueológicas. Por otro lado, en el piso superior del museo, las “culturas etnográficas” se disponen en una pretendida ‒aunque incompleta‒ correspondencia arquitectónica con las culturas arqueológicas del piso inferior. Se las presenta, así, en contigüidad con los restos materiales del pasado, como otro tipo de remanente, una operación alocrónica que las expulsa del presente y las ubica en el tiempo de la conquista. Finalmente, en esta presentación reflexiono sobre un sentido implícito en la exhibición, que se insinúa en la disposición de algunos restos humanos interpretados como “ofrendas” de rituales sacrificales prehispánicos. El montaje de estas escenas sacrificiales en puntos específicos del recorrido sugiere una apropiación de las potencias soberanas de pasado por parte de los agentes del Estado en el presente, una especie de magia mimética conjurada con imágenes y discursos arqueológicos.