En este trabajo nos proponemos analizar las múltiples violencias que padecen las y los jóvenes que participan de políticas de inclusión laboral en contextos de pobreza urbana de la ciudad de Rosario y la producción de “seguridades” que se generan desde el trabajo en la economía popular. Este interés surge en el marco de que el año 2022 se erige como año récord de muertes violentas en la ciudad de Rosario (con una muerte cada 30 horas). Entre estas muertes, casi el 60% abarca la franja etaria que va de los 15 a los 29 y donde el 77% de los 131 homicidios tuvieron como víctimas a varones que, en su mayor parte, residen en barrios populares de la ciudad (Informe Observatorio de Seguridad Pública, 2022).
Ante estos hechos relevamos que las organizaciones sociales y estatales con las que venimos trabajando señalan que no saben cómo enfrentar estos hechos y que muchas de las experiencias ven dificultada su sostenibilidad dada la peligrosidad barrial. En esta línea señalan que los jóvenes dejan de asistir porque son amenazados y los ayudan a mudarse de barrio y/o ciudad, suelen generar mecanismos de seguridad como acompañarlos a sus casas, pedirles envíen mensajes cuando llegan, llaman a sus casas cuando no asisten a los talleres para saber cómo están, entre otras medidas.
Analíticamente partimos de considerar a la noción de la violencia como un campo de batalla que implica a diferentes actores, posiciones políticas y perspectivas éticas disímiles que luchan por definir sus límites, prácticas y representaciones (Garriaga y Caravaca, 2017). Esto nos lleva a desbordar la construcción de clasificaciones de la violencia (física y psicológica; simbólica; estructural y social; etc.) para bucear por su carácter disputado y situado, involucrando así, los criterios morales y la construcción de legitimidades e ilegitimidades de quienes realizan su imputación cotidiana (Pita, 2016; Tiscornia, 2016).
Desde estas coordenadas, presentaremos un mapeo por las principales violencias que las y los trabajadores de la economía popular vivencian y enfrentan cotidianamente y los discursos que estigmatizan tanto su condición etaria como de clase (las distintas formas en las que se relacionan con estos agentes y con las políticas, mostrando las estrategias que despliegan) y cómo estas impactan para desarrollar estrategias para ganarse la vida. Posteriormente presentaremos las diferentes estrategias desplegadas para producir seguridad(es), es decir el trabajo político que desarrollan cotidianamente estas organizaciones para dar visibilidad a diferentes formas de disputar la violencia institucional y contrarrestar los discursos que los engloban como “vagos”, “delincuentes” o “peligrosos” mostrando cómo la organización colectiva y la demandan en torno al trabajo fueron fundamentales para construir seguridades desde estas organizaciones en relación a la construcción de vidas digas/mejora en sus condiciones de vida.