En Argentina, durante las últimas décadas, las políticas de protección de la infancia han atravesado profundos cambios. Luego de la sanción de la Ley 26061 de protección integral de derechos de los niños, niñas y adolescentes de 2005, las provincias avanzaron de formas diversas en la construcción de los denominados sistemas integrales de protección de derechos. Si bien el proceso ha estado marco por tensiones y disputas, con el tiempo fueron generándose algunos consensos vinculados con las competencias de los organismos administrativos y judiciales, los procedimientos y las medidas de protección. En cuanto a los primeros organismos, estos fueron ganando legitimidad y consolidándose en tanto instancia de intervención ante de situaciones de amenaza y vulneración de derechos. Ahora bien, en paralelo a este proceso de institucionalización de los sistemas integrales, una visión recortada de la vulneración de derechos se fue instalando. Como producto de ello, los organismos administrativos fueron centrando sus intervenciones sobre la atención de las violencias y malos tratos en desmedro de otras vulneraciones de derechos que atraviesan la experiencia cotidiana de las infancias y adolescencias.
En efecto, es sobre el “maltrato infantil” y sus distintos tipos (maltrato físico y/o psicológico, abuso sexual y negligencias) que dichas instituciones concentran la mayor parte de sus intervenciones. Como ha sido ampliamente estudiado, el maltrato, en tanto categoría destinada a recortar y significar las violencias y los malos tratos, se caracteriza por ser imprecisa y agrupar bajo el mismo contorno conceptual comportamientos diversos. Como he podido documentar en mis investigaciones, se trata de un concepto construido sobre de particulares nociones, sentimientos y valores morales relativos a la infancia (a su cuidado y a su protección) y a la familia (a sus deberes y responsabilidades), que a su vez se encuentra imbuida de particulares prejuicios y estereotipos de clase, raza y género.
En diálogo con la literatura interesada por documentar los procesos de construcción de los denominados sistemas de protección integral y analizar las relaciones tramadas entre los distintos actores institucionales que lo conforman así como las categorías y marcos interpretativos que orientan las prácticas de los agentes institucionales, en esta ponencia exploramos las repercusiones que el proceso de institucionalización y revitalización de la “perspectiva de género” ha tenido sobre el campo institucional de la protección de la infancia. En este marco nos interesa comenzar a indagar sobre las relaciones entre los organismos de niñez y las áreas de género, sobre las interpretaciones y usos que en el marco de las primeras se hace del “enfoque de género” y, particularmente, en relación las violencias contra las infancias sobre las transformaciones posibles en relación a las categorías y marcos interpretativos que orientan su tratamiento institucional.