Santa María de Huazolotitlán es un municipio agricultor y ganadero de la Mixteca de la Costa, del estado de Oaxaca, México. En la cabecera municipal o Huazolo, como la llaman los lugareños, habita mayoritariamente población indígena mixteca o Ñuu savi y población mestiza (blanco-indígena-negra); mientras que, en las agencias de la zona baja próxima al mar (Morelos, Chicometepec y el Potrero), se concentra la población negramestiza y/o negraindígena, descendiente de personas africanas esclavizadas en la zona durante la colonia.
Huazolotitlán celebra en febrero justo antes del inicio de la Cuaresma, el carnaval y la danza de los tejorones. Dicha danza comprende una secuencia de sones y juegos en los que hombres Ñuu savi personifican a distintos seres humanos y no humanos : tejorones, chanihuelas y animales domésticos, del monte y el mar. En los juegos recrean relaciones humanas cotidianas, tales como el cuidado y la alimentación de la familia, conflictos conyugales, cortejo, abuso sexual, borracheras, peleas y la muerte; igualmente, relaciones multiespecie como arrear y castrar ganado, cazar el tigre, recolectar huevos de tortuga; y, relaciones simbólicas como custodiar la lumbre del infierno.
Por su parte, en la zona negra en la época de Todos los Santos del 31 de octubre al 2 de noviembre, se baila la danza de los diablos en compañía de la Minga y el Pancho. Hombres vestidos con ropas desgarbadas y máscaras con cuernos de chivo y barbas de crines de caballo, personificar a los diablos, quienes acompañan a las almas de los difuntos en su visita anual al mundo de los vivos. La Minga luce máscara rosa, pavonea su cuerpo voluptuoso, seduce a quien se encuentra, juega y busca un padre para su nena recién parida. Por su parte, el Pancho, su marido, la reprende por coquetear y a cualquiera que se atreva a asir a su hija.
Ambas danzas hacen parte del ciclo ritual afroindígena (Goldman, 2014) de la zona, el cual se conecta con el el ciclo de la vida, el ciclo de secas y lluvias; la danza de los tejorones sucede en época de secas y la de los diablos en época de lluvias. Ademas, da cuenta del nahualismo/tonalismo local entendido como la conexión espiritual y física que las personas tienen con un animal-compañero, y un destino compartido. Así pues, que en esta ponencia me propongo analizar la danza de los tejorones y la danza de los diablos teniendo en cuenta el ciclo ritual, el nahualismo/tonalismo local y el contexto relacional de la zona en términos étnico-raciales, de género y multiespecie. Considero que las danzas pueden dar cuentan de las diversas formas locales de entender el mundo, las relaciones cotidianas con el entorno, las tensiones y ambigüedades, la “complejidad relacional” (Neurath, 2022: 18). Como plantea Johannes Neurath (2022), los rituales permiten “manejar relaciones sociales complicadas y tensiones” (17), aunque no necesariamente las resuelve.
Referencias
Goldman, Marcio. 2014. «A relação afroindígena». Cadernos de Campo 23: 213-222. https://doi.org/10.11606/issn.2316-9133.v23i23p213-222
Neurath, J. (2022). La contemporaneidad del ritual indígena. Iberoforum. Revista de Ciencias Sociales, 15(29