Ponencia

Democracia Cultural desde América Latina: algunas reflexiones conceptuales.

Parte del Simposio:

SP.7: Antropologías de las políticas culturales en nuestra América diversa

Ponentes

Carla Pinochet

Universidad Alberto Hurtado

El concepto de democracia cultural ha aparecido recientemente con una fuerza inusitada en el discurso público, pero no se trata de un paradigma nuevo en las políticas culturales. ¿Por qué continuamos haciéndonos las mismas preguntas? ¿Cuál es la especificidad que adquiere esta interrogante desde nuestro presente; desde estas coordenadas geopolíticas?
En esta ponencia, examinaremos la idea de democracia cultural como un horizonte amplio de valores y prácticas que se vienen alineando desde hace algunas décadas en todos los niveles del quehacer cultural. Sostenemos que ésta tiene lugar en el marco de dos amplios procesos de transformación convergentes que reconfiguran los modos de entender, practicar y administrar la cultura: por una parte, una serie de procesos de reconfiguración del poder que dislocan los lugares de enunciación de lo cultural; por la otra, la legitimación y popularización de la definición antropológica del concepto de cultura. Desde esta encrucijada, nos interesa dar cuenta de las complejidades que tiene el campo de las políticas culturales en América Latina, analizando las tensiones entre democratización y democracia cultural en una región tan rica en diversidades culturales como en contradicciones.
Por otra parte, la emergencia de la democracia cultural no termina de comprenderse sino a la luz de otra discusión que ha ocupado la escena pública en tiempos recientes: los derechos culturales. Éstos suponen un verdadero desafío para la democracia contemporánea, puesto que obligan a replantear la noción moderna de democracia. Para concluir esta presentación, analizaremos los modos en que América Latina ha encauzado el debate en torno a los derechos culturales, planteando que ello ha tenido lugar no tanto desde el ejercicio de la “participación ciudadana” sino más bien desde el derecho a la diferencia. La democracia cultural opera necesariamente en el seno de la diferencia y de la diversidad, y ello no sólo refiere a su punto de partida: no hay aquí un intento de superación o anulación del conflicto, sino una gestión de éste por la vía de la participación y la agencia de los sujetos.