En la comunidad aymara del Valle de Codpa, sector andino de la región de Arica y Parinacota- Chile, está presente una herencia colonial, un bien patrimonial de producción artesanal característico de esta zona agrícola, que es el denominado vino “Pintatani”. La incorporación de la uva, fue a causa de la llegada de la congregación católica al sector, quienes iniciaron la producción de vino para ser utilizado exclusivamente en actos ceremoniales en lo que se conocía como “Altos de Arica” para ese periodo. Como antropóloga de profesión he tenido la oportunidad de contribuir en proyectos e investigación en el área y como parte de esta comunidad indígena, es que desde esta propuesta se pretende dar cuenta a través de un análisis reflexivo, de las transformaciones culturales, rituales y patrimoniales acontecidas en el valle a partir del uso y valor cultural que este vino ha adquirido.
Este valle se caracteriza por tener condiciones adecuadas para la agricultura como lo es el agua dulce y la existencia de un microclima apropiado, esta condición propició que los sacerdotes incorporaran viñedos a la zona. Junto con la llegada de los colonizadores y las transformaciones culturales en torno a creencias, sistemas sociales, políticos y de ritualidad, los habitantes del valle adquirieron la técnica para el cultivo de uva y el proceso de fabricación de este vino.
Posterior a la ocupación española, esta área fue parte de la república peruana hasta la guerra del Pacífico, y luego de la republica chilena, lo cual en ambas oportunidades trajo cambios en el sistema social y político, y el vino Pintatani trascendió como un brebaje que acompaña a las festividades andinas y/o religiosas. A su vez, este pasa a ser un bien comerciable y de intercambio, por medio del arrieraje hasta mediados de la década de 1950 entre otros poblados andinos, incorporando las oficinas salitreras al interior de la región de Tarapacá-norte de Chile.
Este vino Pintatani continúa produciéndose, su uso comunitario y su comercialización actual, está asociado a la promoción de su “producción artesanal”, la cual es fundamentada como una práctica tradicional y exclusiva del valle a nivel regional e incluso del norte del país. Esto se sustenta también por la promoción que la institucionalidad local suscita en torno al patrimonio cultural del valle, desde la década de 1980 el municipio gestionó e incorporó la Fiesta de la Vendimia, con el fin de potenciar el turismo como un eje más para el desarrollo social y económico local.
De esta manera, se observa que el vino Pintatani, su producción y uso fue adaptándose a las diversas realidades socioculturales vivenciada por la población local, siendo un elemento que ha sido apropiado y reinterpretando como parte de su patrimonio.