Quetena Chico es una comunidad indígena- campesina del altiplano boliviano, ubicada en el extremo sudeste del país que conecta con la triple frontera del noreste de Chile y el noroeste de Argentina. Sus antiquísimos modos de vida se basaron en: patrón de asentamiento disperso y estacional; movilidad animal y transcordillerana; y economía pastoril- caravanera, empero, como consecuencia del proceso de modernización que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XX, expresado a través de la expansión e inclusión al Estado- Nación de Bolivia y la llegada del sector privado, estos modos de vida fueron reestructurados.
Es la década de 1970 una época bisagra en esta reestructuración: se hace más palpable el nucleamiento de las familias pastoriles en una comunidad relativamente centralizada por instituciones escolares, administrativas y militares; se reemplaza el transporte animal por el motorizado como consecuencia del desarrollo de minería en altura, se produce el declive de la actividad caravanera por las restricciones impuestas por las fronteras de los Estados- Nacionales que empiezan a imponerse en este territorio y, finalmente, todo esto generó las condiciones para el desarrollo de un intenso proceso de turistificación, el cual alcanzaría su período de auge en los 90´y de consolidación durante la primera década de este siglo, convirtiendo a Quetena Chico en una comunidad anfitriona de turismo y en la mayoría de sus habitantes en prestadores de servicios en el rubro del transporte, hospedaje, alimentación y guiaje.
Cabe precisar que el turismo para los habitantes de este territorio apareció de manera imprevista y explosiva, en razón de dos aspectos fundamentales. Por una parte, por su ubicación estratégica como nodo de conexión entre el salar de Uyuni (Bolivia) y el desierto de Atacama (Chile), incluso de triangulación con la quebrada de Humahuaca (Argentina), tres destinos posicionados como una de las principales marcas del turismo internacional y nacional en la región. Por otra parte, por sus propios méritos territoriales, ya que el entorno natural, considerado extremadamente hostil para la vida humana, se convirtió en uno de los más apreciados patrimonios naturales de Bolivia por el conjunto de su increíble ecosistema (lagunas de colores, salares, desierto, cerros y avifauna andina endémica) lo que motivó la creación de la Reserva de Fauna Andina Eduardo Avaroa en 1973, la cual a través de sucesivas expansiones acabó siendo el área protegida más extensa y visitada de toda Bolivia. Así entonces, esta pequeña comunidad quedó involucrada no solo en intensos circuitos turísticos sino que también en una área protegida de por sí turistificada.
Esta investigación etnográfica, enmarcada en un proyecto FONDECYT y en lo que fue la tesis de pregrado en antropología, tuvo como resultado la periodización de este proceso a través de la perspectiva de sus agentes implicados, identificando la continuidad y convivencia de la movilidad y economía tradicional o étnica con la del presente, la caracterización de las distintas estrategias de adaptación desplegadas para administrar estos capitales globales de manera comunitaria y bajo los principios de la consciencia indígena, y las problemáticas que han tenido que enfrentar.