En los últmos 30 años desde el levantamiento público en 1994, el EZLN ha ido construyendo progresivamente “desde abajo a la izquierda” una alternativa social, política y económica. Su lucha por la autonomía es un ejemplo para una multitud de movimientos sociales en todo el mundo que plantean otros futuros posibles y resistentes a la sociedad capitalista actual regida por valores de mercado que acentúan desigualdades.
La existencia de conexiones consistentes con redes de solidaridad manifiesta su presencia a nivel global, enfatizando el carácter translocal que da forma al movimiento. La mayoría del café producido por las cooperativas chiapanecas es exportado y el comercio de café es el principal ingreso de los intercambios comerciales internacionales. Surge entonces la pregunta sobre las estrategias adoptadas para conciliar las demandas de autonomía y las asimetrías económicas entre las cooperativas productoras de café y las entidades europeas que detienen el poder adquisitivo.
Esta investigación tiene como objetivo analizar, desde una perspectiva antropológica comprometida, las estrategias implementadas por productores de café y movimientos de solidaridad con las comunidades en resistencia para construir alternativas económicas y justificar intercambios comerciales mientras reivindican una postura no mercantil que rechaza la lógica de la maximización de ganancia, identificando así la economía informal como una estrategia para diferenciarse de las transacciones alineadas con la economía de mercado. El objetivo es analizar las fortalezas y los límites de las prácticas económicas informales, éticas y solidarias, subrayando las posibles tensiones entre las reivindicaciones de autonomía territorial y política y las relaciones con las redes de solidaridad internacional que compran el café y observar cómo se narran y construyen las actividades de solidaridad internacional para negociar espacios de acción dentro de un contexto económico altamente politizado.
¿Qué (a)simetrías podemos observar? ¿Qué formas de agentividad son movilizadas? ¿Sobre qué orden moral se basan las reivindicaciones anticapitalistas y cómo se relacionan con los flujos comerciales en los que participan?
El estudio es el resultado de un trabajo de campo etnográfico multisituado entre Barcelona y Chiapas y considera el café como un espacio político en el que la legitimidad de las transacciones se construye tanto ética como estéticamente: concebido como una fuente de ingresos pero también un instrumento de lucha en el que se cosifican perspectivas futuras de cambio. Los flujos en los que circula se construyen en torno a relaciones solidarias cristalizadas en el café como objeto de intercambio y espacio de conflicto. El significado que transmite el producto se construye a nivel simbólico, haciendo del imaginario uno de los principales contenidos de los intercambios económicos.
Un enfoque específico es atribuido a las nociones de “confianza”, “dignidad” y “reciprocidad”, observando cómo se movilizan para legitimar alternativas comerciales informales y éticas mientras se demoniza la “economía de mercado” y sus poderes deshumanizadores. Para prevenir riesgos de reproducir categorizaciones dicotómicas y creencias de “mundos hostiles” (Zelizer 2006), las prácticas comerciales han sido colocadas dentro de flujos discontinuos y multidireccionales, para dar cuenta de las ramificaciones, ambigüedades e intermitencias de los intercambios como “estructuras relacionales” (Le Velly 2011).