Desde la década de 1980, las políticas alimentarias “han tomado protagonismo en la agenda de las políticas sociales en Argentina” (Sordini, 2023, 1). En Chaco, la Cámara de Diputados sancionó en 2011 la Ley Nº 6.914 Programa Derecho Alimentario Saludable entendiendo que “el derecho a tener acceso, individual o colectivo, de manera regular y permanente, a una alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada, suficiente y saludable, así como los medios necesarios para producir según tradiciones culturales de cada población, que garantice la vida física y psíquica de las personas”. En 2023, la Gobernación de la Provincia del Chaco puso en funcionamiento el Servicio Alimentario Escolar (SAE) cuyo objetivo es “garantizar alimentación de calidad para 250 mil estudiantes en situación de vulnerabilidad social”. Se prevé que el SAE llegue a 70 municipios de Chaco, 1.768 instituciones educativas y una red de 400 proveedores locales facilitarán los alimentos de producción chaqueña. El menú que se dará contempla las 4 comidas y fue diseñado para aportar el 55% del requerimiento energético diario (1.045 kcal y 98% de proteínas).
El Chaco integra el Nordeste argentino (NEA), una economía considerada marginal y caracterizada por la “exclusión, pobreza, concentración del ingreso y del poder en las instituciones que pierden su calidad democrática” (Girbal 2020, 121). Las transformaciones de los ciclos de la estructura social agraria han mutado desde las explotaciones familiares y campesinas hacia la agricultura intensiva o agronegocio (Slutzky, 2011; Lattuada y Neiman, 2005). Los agronegocios complejizan el problema social del hambre (Bacha, 2019, 2020, 2022) porque se aceleran los cambios en los territorios, el desplazamiento de las familias y su migración a sectores marginales de ciudades (Mastrangelo y Trpin 2016) provocando la ruptura del patrón alimentario unificado (Aguirre, 2004). La dieta neoliberal a la que pueden acceder las familias –como consumidores finales y como beneficiarios de planes sociales y alimentarios- comprende una oferta de alimentos de origen industrial, procesados y ultraprocesados, ricos en grasas, azúcares y sodio. El acceso a estos alimentos sacia el hambre, pero desprovista de nutrientes esenciales y variedad provoca malnutrición.
El objetivo de este trabajo será determinar qué alimentos llegan efectivamente a los jardines y escuelas de la Regional Educativa IV, abordando los casos del Jardín Maternal de jornada extendida Nº 44 Cecilia Grierson y la Escuela de Educación Primaria Nº 31 Domingo F. Sarmiento, ambas situadas en Pcia. R. Sáenz Peña, Chaco. A la primera institución asisten niños/as de entre 2 a 5 años; a la segunda, niños/as y pre-adolescentes de 6 a 12 años. De describirá características de los alimentos (agroecológicos, embazados, ultraprocesados, de producción local, etc.), grado de aceptación de los mismos por parte de los niños/as, necesidades de preparación, recursos humanos e infraestructura de cocina con la que cuentan ambas instituciones educativas a fin de evaluar el SAE desde el punto de vista de la calidad nutricional de los alimentos/insumos ofrecidos, el grado de aceptación/gusto por los mismos que manifiestan los niños/as y las representaciones y sentidos que las docentes y cocineras dan a estos alimentos en