La crisis de la modernidad y el giro decolonial debatido en el seno de los museos en las últimas décadas, promovieron una profunda reflexión crítica sobre los paradigmas que justificaron las formas tradicionales de estudiar y presentar el patrimonio, constituyendo el punto de partida hacia nuevas prácticas en el quehacer museológico y antropológico. Estos cuestionamientos atraviesan muchas de sus funciones primordiales tales como la exhibición, la conservación y administración de colecciones. Partimos de la definición de patrimonio como una construcción social cuyos valores emergen según los contextos particulares en que se inscriben, no solo en el campo de la producción museográfica, sino particularmente en relación a la diversidad de actores involucrados, el contexto político-ideológico y la revisión disciplinar. Por otro lado, una perspectiva integral del patrimonio antropológico implica reconocer en cada acción una instancia de deconstrucción y apertura. Pareciera que la idea de museo participativo/inclusivo es la que mejor refleja, por el momento, los desplazamientos conceptuales que experimenta la institución museal, en otro tiempo pensada para “congelar” el tiempo, la cultura y la naturaleza a través de la recolección, conservación y exhibición de “porciones” de realidad representadas en sus salas de exhibición. Generados desde las demandas externas o desde la propia gestión institucional, lentamente se fueron instalando prácticas participativas que, aunque muchas veces sostenidas sólo por la convicción y voluntarismo, generaron un campo de reflexión novedoso. Es sumamente profusa la bibliografía en torno a estas propuestas y sin embargo estas experiencias aún necesitan una reflexión profunda que abarque el rol de los museos en nuestra sociedad, la problematización de las situaciones de encuentro, y la reflexión teórico-práctica de los procesos de construcción de programas conjuntos sobre la base del diálogo. En tal sentido, el aporte de la antropología puede adoptar varios caminos: el metodológico, dado que estos programas están atravesados por las metodologías etnográficas y participativas, elemento fundante de la práctica antropológica; el teórico-epistemológico, a través de la problematización del concepto de identidad y las reflexiones más actualizadas de las perspectivas antiesencialistas, y el aporte político vinculado a los procesos de deconstrucción que acompañan la decolonización y reconocimiento de la diversidad- interculturalidad. El presente trabajo tiene por objeto exponer algunas líneas de discusión en las que la antropología y los museos se encuentran nuevamente fuertemente vinculados, y que recaen en las formas de gestión de colecciones en sentido amplio. Se invita a reflexionar sobre las nuevas prácticas a partir de experiencias realizadas en el Museo de La Plata (Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata), un exponente emblemático de los museos decimonónicos, condición que otorga connotaciones particulares al debate propuesto.