Ponencia

Cocinar para los que no están: la comida como canal de memoria contra la desaparición forzada

Parte del Simposio:

SP.73: Perspectivas etnográficas sobre las memorias de la violencia política y la represión en América Latina: conmemoración, cuerpos y territorios

Ponentes

Laura Isabel Matamala Lienlaf

Universidad Iberoamericana, CDMX, México

Eje 1: Rituales jurídicos y de conmemoración, territorialidades y materialidades…

Las violencias en México no es un fenómeno nuevo. En el espacio público abundan narrativas e imágenes que advierten los excesos de la misma y el desdibujamiento de la relación con la otredad; se inscriben modalidades más lacerantes y liminales. Una de ellas, la desaparición de personas. Dentro de este caudal de impotencias, sobresalen voces que no podemos desoír: las de miles de familiares en búsqueda de sus desaparecidos, la mayoría de ellos, mujeres.
Una de las formas que han encontrado las madres para enfrentar esta catástrofe ha sido articularse en colectivos, conformados en su mayoría por mujeres. Sembrados en muchos rincones del país son la fuerza articulada de las víctimas que resisten, creando incontables iniciativas no solo para la aparición con vida -también hallazgos de restos humanos- de sus familiares, sino instancias de prevención, sensibilización, educación a las infancias y juventudes y, sobre todo, actos de memoria que luchan contra el olvido. Un olvido que cada día abrasa más la conciencia colectiva porque el número de desaparecidos no deja de aumentar. Estas madres, se resisten a que los suyos sean olvidados, sean convertidos en simples cifras o en carpetas administrativas.
Entre las muchas formas de hacer frente al olvido queremos reparar en una en particular: la comida, específicamente, cocinar para los que no están como un acto de memoria. La comida como una modalidad ritual que nos permite hacer presentes a los ausentes en el lazo casi místico que se produce en la intimidad de la cocina y la mesa. Así la memoria deviene en rememoración, haciendo una construcción de la presencia de lo ausente.
La comida es una vía de acceso a la memoria que se resiste al olvido. Acercarse a estas prácticas culinarias y del recuerdo, significa para las madres compartir con otros los recuerdos de sus hijos; el espacio íntimo de la cocina se socializa al compartir las historias de sus desaparecidos en torno a la comida. La comida, la cocina y la mesa nos hablan de algo que no sucede en otro lugar, de un lazo secreto que permite habitar la categoría de la ausencia, de un mundo de significados que da sentido para quienes buscan. El comer, más que un acto de ingerir alimentos nos habla de comensalidad, de expresión de afectos y encuentros con personas que no están físicamente, pero que tampoco están muertos.
Perseguimos el objetivo de conceptualizar la comida como un vehículo de acceso a la memoria de los desaparecidos; una invitación a pensar cómo y cuándo se recuerda, pero también cuándo se olvida. Entender la comida como un tipo de memoria que se enmarca socialmente, porque recordamos con la ayuda de los recuerdos de otros y con códigos culturales compartidos (Jelin, 2002: 20). En el caso de las madres, el acto de rememorar es traer una experiencia pasada para activarla en el presente que, aunque sean solo retazos es posible articularla y materializarla en un vehículo concreto: la comida.