En esta ponencia se explorará la compleja interrelación entre el poder político y social, la comprensión de la depresión y las estrategias de abordaje en la sociedad. Se destacó que la biopolítica, que implica el control y la regulación de la vida y los cuerpos a nivel político y social, influye significativamente en el panorama de la salud mental.
Se abordaron tres aspectos clave de esta relación: en primer lugar, el alza de afecciones mentales después de la pandemia COVID-19. En segundo lugar, la influencia de la biopolítica en la medicalización y farmacologización de la depresión, destacando la priorización de enfoques basados en medicamentos psicotrópicos. En tercer lugar, se exploraron las implicaciones en las políticas de bienestar y prevención, mencionando la precariedad en la atención de salud mental y la falta de políticas públicas para atenderla, resaltando la urgencia de estrategias que fomenten la salud mental y prevengan la depresión. Por último, se examinó el papel de la biopolítica en la estigmatización y discriminación hacia las personas con depresión, afectando su inclusión social y acceso a recursos y apoyo.
Se realizará un análisis desde la Antropología de la Salud, Antropología Política y Antropología de las Emociones.
En conclusión, Bolivia se enfrenta a una creciente demanda de servicios de salud mental, especialmente para la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia. La ausencia de una política o ley específica de salud mental en Bolivia ha llevado a una deficiencia en los servicios de salud mental, incluida la falta de regulación y supervisión de hospitales psiquiátricos. Existe la necesidad de un análisis crítico y una comprensión contextualizada de esta relación compleja y multidimensional para mejorar los enfoques de salud mental en la sociedad.