Esta ponencia está basada en un trabajo etnográfico de alrededor de 30 días realizado en Qatar durante la Copa del Mundo de fútbol de varones FIFA 2022, que tuvo lugar en estadios, fans fests, movilizaciones de hinchas, alojamientos, celebraciones y otros espacios y situaciones vinculadas a ese evento deportivo y a la principall ciudad de acogida, Doha.
El foco de esta contribución está puesto en las formas de vivenciar los estadios y otros espacios ligados al Mundial por parte del público, en un contexto signado por la hipervigilancia tecnológica y las restricciones legales con base cultural. En particular se hará hincapié en los hinchas argentinos (como grupos organizados y a nivel individual) para observar sus adaptaciones y resistencias frente a este contexto cultural, social y securitario particular.
A partir de una cultura futbolística de rasgos singulares, que entraba a priori en contradicción con los postulados de orden y control estricto postulado desde la organización, el rol de los hinchas argentinos durante la Copa fue objeto de gran atención tanto de las autoridades locales (que luego del Mundial bautizaron como “barrio argentino” a la zona de Doha donde se alojaron la mayoría de los fanáticos), como de la FIFA (que eligió a la afición argentina como la mejor en los Premios The Best) y los medios de comunicación. El hecho de que el equipo argentino terminara ganando la competencia redundó en un mayor protagonismo de los fanáticos albicelestes en Doha, oficiando como reflector para exponer determinados rasgos de la cultura nacional y futbolística.
Por otra parte y de forma general, la ponencia pretende reconstruir y caracterizar el enfoque de seguridad deportiva propio de Qatar 2022, caracterizado por el choque entre los protocolos FIFA con las leyes locales, la amenaza del terrorismo, la cibervigilancia y el fútbol como soft power para el país anfitrión.