Ponencia

Agricultura familiar: una revisión de nuestras nociones desde las antropologías vívidas

Parte del Simposio:

SP.15: ¿Teorías antropológicas latinoamericanas? La DITALC, una revisión de nuestras prácticas teóricas desde el Sur

Ponentes

Noelia Soledad Lopez

CIS-IDES (Untref)/CONICET

En este texto presento una revisión de la noción de agricultura familiar y cómo se asocia con la de agroecología en investigaciones y estudios sociales y antropológicos rurales contemporáneos, a través de un relevamiento bibliográfico que se propone describir, analizar e interpretar nuestras prácticas teóricas acerca de las personas y los grupos que se ganan la vida en la agricultura comercial contemporánea; en especial, pero no exclusivamente, en la pampa argentina.
Desde 2019 hago trabajo de campo con familias que se dedican a la agricultura comercial, que decidieron hacerlo de manera agroecológica y que viven en una localidad al Sur del Gran Buenos Aires. Durante todo este tiempo, las personas me enseñaron a trabajar en sus quintas, me invitaron a sus casas, me mostraron que hay verduras preferidas y porqué. Yo aprendí a prestarle atención a esas verduras porque eran importantes para ellas. Y no solo porque son quienes las hacen, porque a su vez las verduras interactúan con el ambiente, con el suelo, el clima y los animales no humanos; sino porque también son una manera de posicionarse de cara a otros interlocutores de la sociedad envolvente, como comercializadores, gente como yo de las universidades, programas de extensión y también de organismos municipales, provinciales y nacionales.
Mientras cursaba el diplomado todo lo que vivía en el trabajo de campo en el campo -las personas me dicen que son gente de campo-; encontraba resonancias en cómo pensar las definiciones que estatal y académicamente nos damos de la Agricultura Familiar y de su relación con la Agroecología, la más de las veces desde las ciudades. Este relevamiento incluye trabajos antropológicos, pero también de la sociología rural y de otras disciplinas de las ciencias sociales. No se trata de lo que solemos llamar un “estado del arte”; porque surge de una manera distinta de entender la relación entre el trabajo de campo y las prácticas teóricas, una manera que yo pude pensar en el trascurso del diplomado.
Mi propuesta, entonces, es relevar esta literatura a partir de la pregunta por cómo usamos en nuestros textos esas definiciones: ¿desde dónde las pensamos? ¿nos apropiamos, desarrollamos, creamos, innovamos, adaptamos o imitamos cuando las movilizamos? ¿retomamos tradiciones de pensamiento o familias dentro de nuestro país para pensar la especificidad de las situaciones actuales de nuestros interlocutores en campo? ¿Qué autores levantamos y con cuáles no estamos conversando?, ¿Surgen estas definiciones del suelo desde el que hacemos una experiencia con las personas y los grupos, o escribimos de una manera en la que nos perdemos de todo lo que vivimos con ellos?