Mesa Redonda

MR.21: Re-imaginando el lugar de nuestras antropologías en la historia de la disciplina

Coordinadores

Lía Ferrero

ALA, IESCODE-UNPAZ

Argentina

Participantes

Eduardo Restrepo

Universidad Católica de Temuco

Colombia

Pablo Sandoval

Universidad de San Marcos

Perú

Axel Rojas

Univerisdad del Cauca

Colombia

Comentaristas

La visión dominante de la historia de la antropología como disciplina ha sido la del modelo difusionista: la antropología es traída a países como los nuestros desde ciertos lugares como Europa o los Estados Unidos donde se habría originado. Este relato es ampliamente extendido, incluso entre los esfuerzos intelectuales más interesantes que cuestionan las relaciones asimétricas entre las antropologías de esos países donde se originaría La Antropología y la de nuestros países, a los cuales fue traída esa Antropología.

Esta idea de que primero en Europa-Estados Unidos y luego en el resto del mundo es prácticamente incuestionada en la enseñanza de la disciplina, en los relatos que nos contamos a nosotros mismos o en las investigaciones sobre la historia de La Antropología “en general” y las antropologías de nuestros países en particular. Es en visión en la cual se cuelan los supuestos y riesgos del historicismo.

Para entender en otros términos las historias no solo de las antropologías en Colombia, Argentina o Perú, sino la de las antropologías en el mundo (incluyendo las de estas tradiciones que se imaginan como el origen de La Antropología), es necesario tomar distancia de los relatos historicistas que se han ido sedimentando generación tras generación y que, como los mitos de muchas sociedades que han capturado la imaginación de fervorosos colegas, constituyen nuestros principios de inteligibilidad y nuestras propias subjetividades de lo que ha sido y es hoy eso que concebimos como antropología/s.

Estrechamente asociado al modelo difusionista que acabamos de indicar, se encuentra el relato del proceso de maduración de la antropología que se hace en diferentes partes del mundo. Este relato, que también reproduce el historicismo, consiste en suponer que La Antropología -así en singular- es como un ser humano que nace, siendo diletante infante y, con las “condiciones adecuadas”, ira creciendo, pasando por varias fases en su proceso de maduración. Es un asunto de tiempo, como la semilla de una planta que se convertirá en una planta madura. Se evidencia aquí la veta teleológica de los relatos historicistas que apelan a la noción de maduración.

En esta mesa nos interesa discutir, desde nuestros particulares contextos, cómo podemos elaborar en concreto historias de nuestras antropologías que tomen distancia del modelo difusionista y del relato del proceso de maduración que constituyen el cerramiento historicista. Buscamos evidenciar, entonces, cómo este historicismo ha implicado la reproducción del eurocentrismo en nuestra imaginación antropológica y cómo esto ha significado que no veamos en nuestros propios términos gran parte de que realmente hemos sido y somos.